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Testeando la memoria, la poesía, el mundo

La poeta, traductora y editora carioca Marília Garcia es la autora del primer libro publicado por Mandacaru: parque de las ruinas, finalista del Premio Rio de Literatura. En esta entrevista, además de hablar sobre su proceso creativo y su relación con la poesía y la Argentina, ella reflexiona sobre el actual contexto brasileño y la participación de mujeres en el mercado editorial.

Traducción: Jocelina Segato

MANDACARUMarília, ¿Cómo te gustaría presentarte a nuestro público? ¿Cuál es tu relación con Argentina y Latinoamérica? 

MG – Mi relación con Argentina siempre ha sido a través del afecto y la poesía. Empecé a escribir dialogando directamente con el poeta Aníbal Cristobo, que vivió en Río a principios del 2000, y se convirtió en un gran amigo. Y siempre ha sido así: el contacto con la cultura argentina, con las costumbres, con el habla, vino (y sigue viniendo) a través de personas y afectos, personas que tienen alguna relación con Brasil. La primera vez que leí mis poemas en público fue en el Festival Salida al Mar, en 2007, un viaje importante no sólo por poder conocer un poco de lo que se producía en Argentina, sino también porque pude ver una relación con la lectura de poesía que no había en Brasil en ese momento. El paisaje aquí ha cambiado mucho, pero era muy raro lecturas, aquí, en ese momento. También fue sorprendente ver el escenario de las pequeñas editoriales de poesía, haciendo sus libritos tan diversos, un escenario efervescente que no era paralelo con Brasil en ese momento (hoy en día, sí). Aparte, en ese momento, vi la fuerte dimensión de cómo el idioma era un elemento que mantenía a Brasil alejado de otros países de Latinoamérica, había una especie de frontera del idioma y yo me sentía del otro lado. De todos modos, si estamos en una frontera, también significa que estamos “lado a lado”, en relación amistosa de vecindario… Poco a poco me di cuenta, gracias a los amigos de allá, que era posible borrar un poco esta frontera, pensar en ese vecindario como más cerca, creando puentes e intercambios. 

MANDACARU – Vos naciste en Río, hoy vivís en São Paulo, pasaste un tiempo estudiando en París. ¿Son estos desplazamientos geográficos los que te permiten ver el mundo con otros ojos? 

MG – Creo que hay varios tipos de desplazamientos que te ayudan a ver el mundo con otros ojos. Pienso, por ejemplo, en la lectura que nos lleva a una experiencia de alteridad, de salir de una misma, o la poesía que provoca pequeños desplazamientos dentro del lenguaje y sacude la manera en que se construyen los discursos, o incluso la traducción, ya que estamos hablando de un libro traducido. Que, por definición, realmente trata de eso: desplazar a otro lugar rehaciendo las conexiones. De todo modo, estoy de acuerdo en que el desplazamiento geográfico ha afectado a mi mundo y mi manera de ver las cosas. Desde que vine a vivir a São Paulo, hace 7 años, empecé a hablar mucho sobre Río (mi ciudad natal), parece que está marcada en mi cuerpo, pero sólo con la distancia pude darme cuenta y hablar de eso, ver las cosas de otra manera, establecer otras relaciones.

“Creo que la escritura crea universos y nos lleva a poder decir las cosas de otro modo, organizar nuestro mundo y a darle un sentido a las cosas. Mis referencias no están sólo en la poesía, pero también en las artes visuales, el cine, la literatura de manera amplia.”

Marília Garcia

MANDACARU – ¿Cuándo y cómo empezaste a escribir poesía? ¿Qué te motiva a escribir? ¿Cuáles son tus principales referencias? 

MG – Empecé a escribir cuando empecé a leer poesía contemporánea: no sólo la brasileña, sino también poesía traducida (especialmente en revistas). Y eso sucedió cuando empecé a trabajar en una pequeña editorial dedicada a la publicación de poesía, llamada 7letras. La lectura y el contacto con la escritura de manera tan cercana (que existe en el trabajo de edición), me llevaron a escribir. Creo que la escritura crea universos y nos lleva a poder decir las cosas de otro modo, organizar nuestro mundo y a darle un sentido a las cosas. Mis referencias no están sólo en la poesía, pero también en las artes visuales, el cine, la literatura de manera amplia.

“El mercado editorial, hoy en día, ha estado más abierto a las mujeres. Cuando empecé a publicar a principios del 2000 (en revistas literarias), todavía había pocas mujeres publicando, pero hoy en día vemos en Brasil muchas escritoras y también varias editoras mujeres encabezando proyectos y editoriales bastante poderosos.”

Marília Garcia

MANDACARU – ¿Cómo es ser una mujer en el mercado editorial en Brasil hoy en día? ¿Cómo surge la necesidad de tener tu propia editorial? ¿Cómo concilias los oficios de escritora, traductora y editora? 

MG – El mercado editorial, hoy en día, ha estado más abierto a las mujeres. Cuando empecé a publicar a principios del 2000 (en revistas literarias), todavía había pocas mujeres publicando, pero hoy en día vemos en Brasil muchas escritoras y también varias editoras mujeres encabezando proyectos y editoriales bastante poderosos. Sobre Luna Parque (¡un nombre que surgió en un viaje a Buenos Aires!), es una pequeña editorial casera, creada en el 2015, con mi marido, también poeta, Leonardo Gandolfi. Hacemos pocos libros al año y surgió como un deseo de crear una extensión de lo que ya estábamos haciendo, es decir, para nuestras investigaciones y diálogos. Normalmente, pedimos los textos a personas cercanas con las que tenemos algún diálogo, traducimos ensayos, poemas, cosas que nos interesan, etc. De cierto modo, creo que los oficios de escritora, traductora y editora son una única y misma relación con la escritura… En el caso de la traducción, esta relación es más obvia y explícita, pero la edición también aporta un fuerte componente, que está en la forma de leer el mundo, de ver las cosas. En mi caso, como empecé a escribir después de ser editora, este puente es más evidente. Para mí, cada una de estas actividades alimenta a la otra.

MANDACARU – Marília, en 2018, fuiste la primera mujer brasileña a ganar el Premio Oceanos de Literatura, uno de los más importantes entre los países de habla portuguesa, con tu libro Camera lenta (São Paulo, Companhia das Letras, 2017 / Buenos Aires: Zindo & Gafuri, 2020). ¿Qué representa este título y cómo impactó tu carrera? ¿Hasta qué punto abrió puertas y qué desafíos quedan? 

MG – Por la repercusión que trae, en el momento y después, creo que un premio es importante por el reconocimiento y también por la posibilidad de nuevos lectores que, de otra manera, difícilmente, llegarían al libro. El premio me abrió puertas, sí, sobre todo, con relación a trabajos “paralelos” que tengo (en Brasil nadie vive como escritor por los textos que escribe, menos aún si se trata de poesía, sino por la vida que rodea, las traducciones, los talleres, charlas, etc.). Con relación a la escritura, creo que los desafíos son los mismos que cuando termino un proyecto, la sensación de que no sé a dónde voy (y si voy a poder), de que tengo que hacerme las mismas preguntas de siempre: ¿y ahora que?  Hay que empezar todo desde cero y rehacer la escritura.

MANDACARU – Cuando el parque de las ruinas fue lanzado en Brasil en 2018, algunas críticas lo consideraron “inclasificable” porque en él articulás diferentes lenguajes, como poesía, fotografía, notas de diario, ensayo. ¿Cómo fue el proceso creativo de este libro y cómo lo ves hoy en día con una diferencia de tiempo de casi tres años? 

MG – El libro empezó hace 6 años, que es la fecha de la primera versión del texto “El poema en el tubo de ensayo”, por lo que hay algunas cuestiones del libro que ya se pensaban allí, como el diálogo entre los lenguajes. Luego, en 2015, durante mi residencia en Francia, empecé a escribir el “parque de las ruinas”. Fue un proceso bien largo, viví con muchos estratos de texto y muchas versiones en diferentes formatos: diario, ensayo, poesía, fotografía. Pasé 7 meses allí trabajando con las diversas posibilidades que tenía a la mano y juntando el material que más tarde entraría en el libro: la experiencia de las fotos de Pont Marie (y las películas que estuvieron en el origen de mi experimento), el trabajo que quería hacer encima de las cartas de mi tío abuelo, los hechos que rodearon los ataques terroristas. Incluso publiqué en 2015, en una antología, una versión del diario, pero no parecía ser un texto “listo”. Luego, en 2016, cuando fui a dar una charla en Río, en la Universidade Estadual do Rio de Janeiro, que en ese momento atravesaba la mayor crisis de su historia, junté todo ese material y ahí empezó a tener sentido, reunido y en diálogo, con lo que estábamos pasando históricamente en Brasil. En cualquier caso, la versión 2016 todavía no era el libro. Hice otro texto para presentarlo más tarde, con elementos que no estaban en la primera presentación, y sólo entonces, juntando las dos líneas, llegué a la versión actual.


Marília Garcia recitando un fragmento de parque de las ruinas 

MANDACARU – Vos citás a menudo la idea de lo infraordinario de Georges Perec, de las cosas y actos cotidianos y triviales que ya ni siquiera nombramos. ¿La presencia de esos actos infraordinarios en tu poesía es una búsqueda para convertirlos en extraordinarios? 

MG – Más que una búsqueda para transformar ese infraordinario, es un deseo de ver ese infraordinario. Está compuesto de elementos que no nombramos, aunque llenan nuestra vida, como el gesto de abrir los ojos por la mañana cuando nos despertamos: no vemos porque no nombramos. ¿Será que si le ponemos nombre a las cosas ellas se transforman? ¿Será que sólo por preguntar, ya no estamos transformando y des-automatizando las cosas? Creo que también hay un intento de observar la alternancia de infraordinario en extraordinario y viceversa.

MANDACARU – La cuestión de los archivos, la memoria y las ruinas están presentes en tu obra no sólo como algo abstracto, sino también físico, como las instituciones que se dedican (o deberían dedicarse) a ser guardianes de la memoria. Incluso en parque de las ruinas, hay una referencia al incendio del Museo Nacional de Río de Janeiro, una catástrofe anunciada en una ciudad a la que poco le importa la preservación de sus memorias y su historia. Para vos, que creciste en la ciudad, ¿cómo afecta tu vida (y, por consiguiente, a tu trabajo)? 

MG – El Museo Nacional es la institución científica brasileña más antigua y su incendio se dio en un momento en que ya estábamos viviendo violentos ataques contra las universidades, la ciencia, la cultura, pero después de eso todo sólo empeoraría con el gobierno que se eligió a continuación. El fuego fue muy impactante, pero también fue una señal de que las cosas ya estaban perdidas. Río de Janeiro es una ciudad con muchos estratos de archivo y de memoria, y parece existir un esfuerzo sistemático para borrar esa memoria, esa historia. Fue en el día del incendio que decidí publicar parque de las ruinas. Ya tenía los dos poemas, pero no pensaba publicar nada en ese momento (no sólo porque mi hija era una beba de 5 meses, sino también porque tenía un libro del año anterior, Camera lenta, y no era mi intención hacer otro tan seguido). El fuego me trajo una sensación de urgencia que raramente tengo cuando escribo/publico. Como el libro trata de temas relacionados con lo que estaba pasando y la crisis que sólo se agravaba, tenía sentido que lo publicara de una, en el calor del momento. En un mes el libro estaba impreso. 

MANDACARULa oralidad ha sido algo muy presente en tus últimos libros de poesía, incluso en parque de las ruinas, donde decís que tus textos “fueron escritos para ser dichos”.  ¿Cómo se fue construyendo ese camino? En ese sentido, ¿podríamos considerarlo como un libro performance?

 MG – El primer “poema” que hice en este formato está en el libro “Um teste de resistores“, de 2014, (se llama “Blind Light“) y lo escribí para ser una declaración en un evento académico. Me habían pedido un texto escrito y tenia dificultad de escribir un texto que hablara del proceso de escritura en un momento posterior a ella, es decir, en un momento en el que ya no escribía, o sea, sólo hablaba de la escritura. Así que decidí escribir un poema que pudiera hablar desde el lugar del poema, pero que fuera bastante poroso y que tuviera elementos del ensayo, del testimonio, del discurso… Sin, por supuesto, dejar de trabajar con los temas ligados a la poesía. Desde este primer poema-habla, hice otros hasta llegar parque de las ruinas. Normalmente, cuando presento el texto en vivo, voy adaptando algunos elementos a esa versión, o sea, cambio un poco como enuncio el texto en cada lugar determinado, cada versión tiene un esqueleto que también está en las otras, pero incorporo nuevos elementos. Considero el libro como una “performance”, pero también como un “discurso”, también como un “poema en el tubo de ensayo” (igual que el discurso en vivo se acerca a una película-ensayo). De todos modos, creo que puede ser reelaborado y asumir diferentes etiquetas.

MANDACARU – ¿Cuáles son tus expectativas con la llegada de parque de las ruinas a la Argentina?   

MG – Hmm, ¡no lo sé! Estoy bastante contenta con todo el proceso de traducción y edición, que tuvo mucho diálogo. Que el libro pueda hablar en su nuevo idioma (en la voz de Diana Klinger y Florencia Garramuño), que se “sienta como en casa”, que sea acogido por ustedes en Mandacaru, que encuentre otras formas de ver y actualizarse con las nuevas relaciones y encuentros. No sé qué más podría esperar.

Presentación virtual del libro “parque de las ruinas” con la participación de la autora y de las traductoras Diana Klinger y Florencia Garramuño (noviembre de 2020).